lunes, 14 de diciembre de 2009

Aquesta llum del temps- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Un día, en nàixer l’aigua féu la llum. Cedí el gris del temps.
Des de llavors l’abrace, tot i que sovint siga fugidera.

Autor de la fotografía: Gonzalo Magot







Aquesta llum del temps
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Las llamas que hago recortar de tiempo en tiempo por el peluquero
son las únicas en delatar el negro infierno interior que me habita
LOUIS ARAGON

con cada tumultuoso amanecer,
la luz arrasa el reino de la noche
y emprende su combate.
CARLOS MARZAL





Un día, en nàixer l’aigua féu la llum. Cedí el gris del temps.
Des de llavors l’abrace, tot i que sovint siga fugidera.
Sovint la putrefacció dels tamborinets la torna bassot
De viscositats incertes.
En ser extensió dels noms guarda la foguera
Del sil·labari, i la transparència formiguejant dels raigs.
En els colors m’esborra el sospir de la nit.
En el rostre és cruel l’ala dels ocells. Els cels inapresables
Que mai no he vist, la creació feta de rampants metalls.
Allò que s’esdevé quan aqueix dissol en l’ànsia és horrible:
—No hi ha Déu que esborre l’eco de les serradores,
Ni canvie les estaules nocturnes de l’alé.
Sempre és així quan el pa desvarieja en la fam.
Quan la pell es torna un tros de sutze,
I els cellers enfosqueixen d’insectes. I el matí és una
Llàgrima sense fluir damunt de les calcinades mosques del foc.
Sovint la llum és la mateixa ombra inconfusible de les pedres.
Iceberg de fallides panderoles,
O simplement milotxes enarborant mocadors eteris.
Al meu costat l’aire fendeix els seus màstics —fendeix, dic,
Amuntegades finestres, llumins com ascles dolces,
Hiverns de voreres, on els trens pengen els seus vagons.
Aquesta llum del temps tan real en la creu desgastada
De les meues sabates, successió de finestres en èrtiques xanques.
Aquesta llum en la saliva. Desonillada i humida en el temps.
Evidència és dels ullals que trituren pasturalls. Cenyida
Tapisseria de la intempèrie.
Cada llençol fa la seua trama d’entranyes. Cada joia salta
En les monedes del somni, cada color es torna inicial desvariejament.
Sempre és mur d’infinita llibertat. Recer davant de la penombra.
Ja als ulls, grotesques es tornen les fissures en el somni.
En la raó no cap la porcellana del calendari.
Mai el trànsit heroic no manca de misericòrdia: —la llum agita
Les formes, i el ventall inexorable del mar.
Ací no cal interrogar els espills, ni extraviar els dies
Amables, ni saltar damunt de les estelles de l’inintel·ligible.
De sobte fins i tot les estàtues semblen menys fosques i els llops
Vacil·len en l’al·legoria de les nines.
L’aire s’apila en les llànties del migdia, en el fil
De l’humà. Ací no caduca a les butxaques com una moneda
Gastada, sinó que dansa com un joc de capells.
Així la certesa commemora l’ala.
La rebel·lió contra la foscor i l’inconegut. La buidesa de la pols
Sense glòria, sense la pressentida escuma a l’olfacte.
La llum desféu els penya-segats de la desolació,
I forjà sense pedres, el destí intermitent de l’espavent.
Baratària, 03.XII.2009









Esta luz del tiempo






Las llamas que hago recortar de tiempo en tiempo por el peluquero
son las únicas en delatar el negro infierno interior que me habita
LOUIS ARAGON

con cada tumultuoso amanecer,
la luz arrasa el reino de la noche
y emprende su combate.
CARLOS MARZAL






Un día, al nacer el agua hizo la luz. Cedió el gris del tiempo.
Desde entonces la abrazo, aunque a menudo sea huidiza.
A menudo la putrefacción de los taburetes la vuelve charco
De viscosidades inciertas.
Siendo extensión de los nombres guarda la hoguera
Del silabario, y la transparencia hormigueante de los rayos.
En los colores me borra el suspiro de la noche.
En el rostro es cruel el ala de los pájaros. Los cielos inasibles
Que nunca he visto, la creación hecha de arrebatados metales.
Lo que sucede cuando se disuelve en el ansia es horrible:
—No hay Dios que borre el eco de los aserraderos,
Ni cambie los establos nocturnos del aliento.
Siempre es así cuando el pan desvaría en el hambre.
Cuando la piel se vuelve un trozo de hollín,
Y los tabancos oscurecen de insectos. Y la mañana es una
Lágrima sin fluir sobre las calcinadas moscas del fuego.
A menudo la luz es la misma sombra inconfundible de las piedras.
Iceberg de fallidas cucarachas,
O simplemente piscuchas enarbolando pañuelos etéreos.
En mi costado el aire hiende sus almácigos —hiende, digo,
Agolpadas ventanas, cerillas como astillas dulces,
Inviernos de aceras, donde los trenes cuelgan sus vagones.
Esta luz del tiempo tan real en la cruz desgastada
De mis zapatos, sucesión de ventanas en zanjas yertas.
Esta luz en la saliva. Desvelada y húmeda en el tiempo.
Evidencia es de los colmillos que trituran pastizales. Ceñida
Tapicería de la intemperie.
Cada sábana hace su trama de entrañas. Cada júbilo salta
En las monedas del sueño, cada color se vuelve inicial desvarío.
Siempre es muro de infinita libertad. Abrigo frente a la penumbra.
Ya en los ojos, grotescas resultan las fisuras en el sueño.
En la razón no cabe la porcelana del calendario.
Jamás el tránsito heroico carece de misericordia: —la luz agita
Las formas, y el abanico inexorable del mar.
Ahí no hay que interrogar a los espejos, ni extraviar los días
Amables, ni saltar sobre las astillas de lo ininteligible.
De pronto hasta las estatuas parecen menos oscuras y los lobos
Vacilan en la alegoría de las pupilas.
El aire se agolpa en las lámparas del mediodía, en el hilo
De lo humano. Aquí no caduca en los bolsillos como una moneda
Gastada, sino que danza como un juego de sombreros.
Así la certidumbre conmemora al ala.
La rebelión contra lo oscuro y desconocido. La oquedad del polvo
Sin gloria, sin la presentida espuma en el olfato.
La luz deshizo los acantilados de la desolación,
Y forjó sin piedras, el destino intermitente del asombro.
Barataria, 03.XII.2009
____________
Precedido de dos citas magistralmente escogidas, se abre el poema del amigo Cruchaga cuyo tema es el más que antiguo y renovado, primigenio de la luz. O, por parafrasear al coterráneo Vicente Gallego, las otras maneras de la luz. En efecto, si la cita de Louis Aragon conmina a la lectura de la luz interior como llama que pugna por salir a la superficie de la razón poética, la de Carlos Marzal no es menor ni le viene a la zaga, la luz como trasunto del ciclo del día y la noche, y el combate alegórico presente en el Viejo Testamento, desde el Génesis a la escala de Jacob y la lucha con el ángel.

Desde estos presupuestos, el lector ha de asumir como propia esa luz del tiempo, más allá de la metáfora, y su reverso, el tiempo de la luz. Y si le da la lectura el amago, será capaz de introducirse en el poema desde la aparente paradoja y síntesis de la luz y su alter ego entre las sombras.

Una luz proteica, sin duda, que nace de las aguas, es fuego y llama; aire y vuelo; tierra, piedra. Y carne. Una luz, pues, capaz de asumir la Creación en el poema mismo, tanto como en el sueño, la cordura o el desvarío. Los principios o sus contrarios. Y los límites, aun a sabiendas, como dejó dicho Jenaro Talens, que “el vuelo excede el ala”.

No arriesgo nada si afirmo con la vehemencia que satisfaga al lector que la luz del poema –en realidad, la luz de Cruchaga- tiene su “substancia”: es extensión de los nombres que guarda la hoguera del silabario. He entrecomillado por la doble razón criterial de la fisis y de la olla o caldero, pues que el poeta es cocinero y brujo del brebaje poético. Él que ha descendido, gracias a la Luz, del reino de la Noche al Reino del Asombro. O del espanto, tal como gusta de señalar el delicado Antonio Colinas, desde su juvenil Sepulcro en Tarquinia.

Una acumulación de los modos de la luz, sus símbolos y metáforas anonadan al lector, lo desluzan a conveniencia. La luz del hambre y el ansia del pan, por ejemplo. Y aquí renace el Maestro. Me permitirá el poeta que desvíe la atención con una referencia al pueblo de la Serranía que me vio llegar el primer amor. Allá, cuando se ha trabajado en el campo y la yanta o comida es rala o insuficiente, se puede escuchar a menudo al apesadumbrado labrador acuciado por la hambruna que “ve lucecicas”. En otro momento la luz es fulgor y metal. Y acá el poeta no acudirá a lo sencillo del oro o la plata. Demasiado sencillo, pues como el lector diría, nobleza del ciclo (alba y ocaso) de la jornada y del paso del tiempo. Y es que André Cruchaga nunca abusó de las referencias clásicas, que ya están incluso lexicalizadas. Prefiere arriesgar e, incluso, mixturar a la zaga de un buen tabaco para saborear el poema. Un delicioso ejemplo, aquél en el que sabiamente mezcla las mejores moscas de Quevedo con las piedras como lágrimas del expresionismo germánico (Trakl, Steiner). Qué otro contraste o feísmo reparador el de la montaña de luz blanca y solidificada, el iceberg, pero esta vez una cumbre de hielo de fallidas cucarachas…?
Por no hablar de esa luz en penumbra nacida entre las sábanas, Esa luz vertical crecida en los pastos del deseo. O la de los colmillos de lobo, que también tiene sus razones (y sus luces) sedientas. La luz, en fin, agónica del poeta que traga saliva…

Finalizaré señalando cómo el poeta ansía no tanto el haz de luz, sino el envés de la luz o su tránsito, como se quería Pere Gimferrer y yo mismo. No me resisto a copiar el final del poema, aunque abuse de la paciencia “misericordiosa”. Luces, espejos, lámparas, pupilas, monedas se amotinan entre fulgores frente a la desolación del acantilado a que arroja el destino [el oficio] del poeta:

Jamás el tránsito heroico carece de misericordia: —la luz agita
Las formas, y el abanico inexorable del mar.
Ahí no hay que interrogar a los espejos, ni extraviar los días
Amables, ni saltar sobre las astillas de lo ininteligible.
De pronto hasta las estatuas parecen menos oscuras y los lobos
Vacilan en la alegoría de las pupilas.
El aire se agolpa en las lámparas del mediodía, en el hilo
De lo humano. Aquí no caduca en los bolsillos como una moneda
Gastada, sino que danza como un juego de sombreros.
Así la certidumbre conmemora al ala.
La rebelión contra lo oscuro y desconocido. La oquedad del polvo
Sin gloria, sin la presentida espuma en el olfato.
La luz deshizo los acantilados de la desolación,
Y forjó sin piedras, el destino intermitente del asombro.


Pere Bessó
V.13.XII.2009

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sinfonía del caos-MIREN EUKENE LIZEAGA

MIREN EUKENE LIZEAGA, PAÍS VASCO, ESPAÑA








Sinfonía del caos
(Comentario al libro inédito del mismo nombre)







He tenido la suerte de conocer, de saborear, la obra de André Cruchaga. Influido por el “Existencialismo” construye una obra desbordante de humanidad con los sinsabores que esta soporta, que por otra parte son constantes con las que convive el individuo. Aunque la poesía de Cruchaga, no es solo eso. Porque su manar poético, fruye con una constancia que parece imparable. Rebosante de detalles, que se redescubren en cada nueva lectura. No voy a compararlo con otro escritor, sino con lo que personalmente me evoca, que es la Catedral de la Sagrada Familia, de Gaudí, en Barcelona. Donde siempre se descubre algo nuevo, que anteriormente no habíamos percibido, con la sensación de posibles que nos lega lo inacabado.

“Sinfonía del caos” es una sinfonía de amor, de amor a su tierra, El salvador. En cuyo desarrollo va plasmando con su personal sensibilidad, un sufrimiento latente, real, descrito sin concesiones, pero envuelto en el lienzo de su concienzuda poesía.

Destaca su percepción del desamparo, que hoy, es un clamor universal. “Ante tanta desdicha, la historia no ha tenido felicidad: Cada calle de la ciudad es cementerio. La ropa solo sirve para cubrir las venas rotas, Ni el día es suficiente para que brillen los ojos.”

Nos presenta un Dios que comparte nuestro destino de supervivientes. “Dios ahí como luz errante, Envuelto en silencio, sobreviviente también,”. Junto a una mirada serena a la convivencia cotidiana de vida y muerte, “Debajo de la vida, la muerte renace cada día,”Con su borrosa porcelana de quebrados vientos:”, La hoy, mordiente realidad humana, de tantos destinos desarraigados. “Nadie sale invicto, ni tiene sosiego: Emigrar es huir para construir otros cementerios Y vivir extrañamente entre fantasmas y mimetismos.”

La incomprensible realidad de la guerra. “Se bebe el grito del huérfano; Las armas roen la tortilla, río la pólvora Pisando los zapatos. Destrucción total, Otra demencia cruda no conozco; Ni las otras guerras mancharon tanto la luna.

El miedo que desmantela la dignidad del ser humano: “El País tiembla en su cuarto oscuro.” Y la soledad a la que se ve abocado, esa soledad que tantos y tantos compartimos: “La soledad Mi soledad creció contigo, País. Se hizo río, tierra, sangre, árbol oscuro.” Con una desilusión no exenta de motivos: “Se necesitan alas verdes. Ser pájaro. Ser mariposa. Esta tierra es sorda a los sueños,”… “Hay duelo donde se alza El futuro. “

“Sinfonía del caos” es una catarsis de quien hurga los átomos de su alma, y la de su país. De un apóstol flechado de preguntas, “¿Es difícil ser Ave Fénix en un País de cenizas?”. Es la búsqueda, la espera implacable del que no conoce la rendición.

Eukene Lizega Tamayo
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MIREN EUKENE LIZEAGA, es poeta y traductora. Escribe en español y vasco, su lengua natal. ha traducido "Oscuridad sin fecha" de André Cruchaga. El presente es un comentario al libro inédito de André Cruchaga: "Sínfonía del caos".

sábado, 14 de noviembre de 2009

Fàstic de la boirina- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Pesa el fàstic de la boirina a les pestanyes. Pesa el miasma
De les faules als fulls de cada calendari.








Fàstic de la boirina
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







Apuntamos utilizando un espejo sobre la infantería
diezmada
GUILLAUME APOLLINAIRE

Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas …le impiden caminar.
CHARLES BAUDELAIRE








Pesa el fàstic de la boirina a les pestanyes. Pesa el miasma
De les faules als fulls de cada calendari.
En allò grotesc i sàdic no abasten les sumificacions.
La neteja de les esferes, els purs que arrosseguen les seues llengües humides.
En els dies de fred es nafren els porus de fatalitat.
—Sovint ens tornem víctimes de les clarividències.
On són els profetes sense trufes, on ploren les estàtues
La seua intempèrie galopant, aqueix univers fet mossos,
Aqueixes màscares que impideixen veure la grandesa.
Els rostres de tant mirar s’han tornat decrèpites libèl·lules.
Cada dia hi ha clowns fastigosos als carrers, endevinant la sort.
En algun lloc una llàgrima esclata simulant encensers.
[Entre lliris i líquens, juguen les dents al silenci.
Per molt sofre que li pose a la meua carn, les verges pasten
En la cendra, munten com amazones en les varices,
Obrin l’espill davant de les meues nines feixugues de tant mirar
Enlloc —de tant fer esquelets de tòrrida invalidesa.
Sempre es viu amb aquest horror dels somnis.
Amb aquests camins negats en crosses, amb aquest Crist als molls
Volent partir les aigües o escriure damunt de les ones una paràbola.
De sobte es delera un prostíbul per a buidar la mort].
Se sent fàstic de la cambra de bany sense el soroll dels porus.
Se sent fàstic de flotar en l’alta mar de la sal.
Se sent fàstic de la llum i els jardins, dels vells cellers del deliri.
Se sent fàstic de desvestir els pètals, de galopar sense ports.
Se sent fàstic de certs noms penjats a les parets
De túnels incerts, davall de la misèria que aguaita.
Se sent fàstic de la massa informe de la indiferència,
Del mapa astral que fan els astròlegs amb la broma del pòl·len.
Se sent fàstic de les cartes sense gladiols, amb tinta moribunda.
Se sent fàstic dels vitralls que creuen la follia,
Dels semàfors que retallen el lliure trànsit de l’arc del cel.
Se sent fàstic de la nit que baixa dels rierols,
Dels signes que llostregen immutables, dels amors arreglats.
Se sent fàstic de les multiplicacions en porus opacs,
Dels rellotges que deixen les comissures dels llavis al sutze,
D’aquesta dèria [de bandejar-te —ah, gos coniller de cementeris
Que sóc sense defugir les toves de les criptes].
Se sent fàstic al capdavall dels ponts penjants dels sord-muts,
D’esperar l’última paraula a la golfa dels cellers,
A la polleguera, als ràfecs de les bigues o a les lluernes…
És fastigós de ser, finalment, la vella cara de la innocència,
O el vòmit que llepen els gossos a les voreres.
Baratària, 12.XI.2009








Hastío de la neblina






Apuntamos utilizando un espejo sobre la infantería
diezmada
GUILLAUME APOLLINAIRE

Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas …le impiden caminar.
CHARLES BAUDELAIRE







Pesa el hastío de la neblina en las pestañas. Pesa el miasma
De las fábulas en los folios de cada calendario.
En lo grotesco y sádico son insuficientes los sahumerios.
La limpia de las esferas, los puros que arrastran sus lenguas húmedas.
En los días de frío se llagan los poros de fatalidad.
—A menudo uno se vuelve víctima de las clarividencias.
Dónde están los profetas sin patrañas, dónde lloran las estatuas
Su intemperie galopante, ese universo hecho mordiscos,
Esas máscaras que impiden ver la grandeza.
Los rostros de tanto mirar se han tornado decrépitas libélulas.
Cada día hay clowns tediosos en las calles, adivinando la suerte.
En algún sitio una lágrima estalla simulando incensarios.
[Entre lirios y líquenes, juegan los dientes al silencio.
Por más azufre que le ponga a mi carne, las vírgenes pastan
En la ceniza, montan como amazonas en las varices,
Abren el espejo frente a mis pupilas torpes de tanto mirar
A ningún lado —de tanto hacer esqueletos de tórrida invalidez.
Uno siempre vive con este horror de los sueños.
Con estos caminos negados en muletas, con este Cristo en los muelles
Queriendo partir las aguas o escribir sobre las olas una parábola.
Uno de pronto anhela un prostíbulo para vaciar la muerte].
Uno se hastía del cuarto de baño sin el ruido de los poros.
Uno se hastía de flotar en la alta mar de la sal.
Uno se hastía de la luz y los jardines, de los viejos tabancos del delirio.
Uno se hastía de desvestir los pétalos, de galopar sin puertos.
Uno se hastía de ciertos nombres colgados en las paredes
De túneles inciertos, debajo de la miseria que acecha.
Uno se hastía de la masa informe de la indiferencia,
Del mapa astral que hacen los astrólogos con la bruma del polen.
Uno se hastía de las cartas sin gladiolos, con tinta moribunda.
Uno se hastía de los vitrales que cruzan la locura,
De los semáforos que atajan el libre tránsito del arco iris.
Uno se hastía de la noche que baja de los arroyos,
De los signos que amanecen inmutables, de los amores arreglados.
Uno se hastía de las multiplicaciones en poros opacos,
De los relojes que dejan las comisuras de los labios en el hollín,
De esta manía [de desterrarte —ah, sabueso de cementerios
Que soy sin esquivar los adobes de las criptas].
Uno se hastía en fin de los puentes colgantes de los sordomudos,
De esperar la última palabra en el desván de los tabancos,
En el quicio, los aleros de las vigas o los tragaluces…
Uno se cansa de ser en fin, la vieja cara de la inocencia,
O el vómito que lamen los perros en las aceras.
Barataria, 12.XI.2009
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Mi buen André:
Te escribo después de leerte, releerte y aconsejar a la amiga Ana que lea la traducción y original que me he permitido enviarle, abusando, sin duda, de tu deleitosa confianza. Esta vez me siento abrumado, vencido… ¿Por dónde empiezo, amigo? Esta vez no se trata de dejarme llevar por un verso que me da la clave de lectura, el haz de luz de una metáfora matriz, como son las tuyas, o un topos, una convención que tú te permites desbrozar y reformular, recalentándola o dejándola a la intemperie de la escritura. No. Esta vez tampoco se trata de que yo encuentre un recurso formal que significa en el poema. Ni de multiplicar las lecturas recitándomelo como un credo o mantra hasta llegar a su musicalidad oculta que sea hilo conductor y, a la vez, secuencia e imagen. No, André, no. Es entonces cuando, desnudo ante tu poema, me doy cuenta de lo más sencillo; por fin advierto que la huella del título y la insistencia salmódica del poema estaban acá desde el principio y ésa era la auténtica premisa para saberte leer. El registro del estado subjetivo: “hastío”. Un hastío que no es siquiera nausée existencial, demasiado racionalista y afrancesada para un poeta de tu raigambre. Es decir, "raíces animosas". El hastío de André Cruchaga no necesita de tesis y menos de reformulaciones hipercríticas ni asimilables. Tu hastío no es, en definitiva, una vestimenta intercambiable, sociabilizante, de prêt-à-porter. Tu hastío, poeta, es el hastío vital del que valora el espíritu de las cosas, de aquéllas, no lo dudemos, que se nombran. Es una urdimbre -"vientre de raíces" nombraba en su deseo García Lorca- de hastío, pues, de tedio, fastidio, enojo, pereza, hartazgo, aburrimiento… pero también ojeo. Nunca abandono definitivo, por más que te ronde la lasitud. Y por ello queda la escritura, el desayuno aunque sea a deshoras del poeta, la eucaristía-passez le mot- del escritor que se sabe el precio de su agobio. Es curioso como de nuevo el Antiguo Testamento reverbera en tus versos de manera especial: el perro que lame las heridas y los vómitos del poeta en guisa y añoranza de Job. El mismo can que olisquea las criptas, las galerías del alma machadiana de André, como un sabueso, que curiosamente en mi lengua, hermano, es el llamado “ gos coniller”, el can o perro conejero.

Tu poema se conforma como un todo desde el primer verso hasta el climático final, nada fácil en un poema de la extensión de los tuyos. Un poema que juega a la voz externa y el contracanto de la segunda voz interior, esa voz en cursiva que convierte el texto en un juego de rumores y bisbiseos del alma y su escritura. ¿Dije alma? Corríjase, y en el doblete en que nos sumes quede el relajo, pues que sólo en ese dar y amagar es explícito más que el estado (de ánimo), el estar, tal como lo entendieron los maestros de la poesía sufí (al Halk).

Pere Bessó
Valencia,14.XI.2009

martes, 10 de noviembre de 2009

CAMINOS CERRADOS

Juan Antonio Rosado, escritor y ensayista mexicano








CAMINOS CERRADOS



Por Juan Antonio Rosado
Reseña




¿Qué ha sido de este país? Museo de huesos,
vianda de moscas salpicadas por espigas
de lágrimas.
André Cruchaga




Entre los actuales poetas salvadoreños, André Cruchaga (1957) merece el lugar de quienes han conquistado su voz, una voz que, como pocas, expresa con intensidad nuestra época; una voz que, por lo mismo, se aleja de la función meramente esteticista o "artepurista", que García Lorca, por ejemplo, consideraba como "una cosa que sería cruel si no fuera afortunadamente cursi". Pero el poeta no ha renunciado ni a lo estético ni a las imágenes por instantes crípticas, aunque llenas de plasticidad en su hermetismo.

Ceñido al signo de nuestro tiempo —uno de los más crueles y deshumanizados—, Cruchaga ha encontrado en la poesía el vehículo para expresarlo. En su último poemario, Caminos cerrados (2009), impera la noche, el "aire de ceniza", la catástrofe, "el cascabel del pánico", lo infernal y la indiferencia de Dios (si lo hay), así como escalofrío, desasosiego y, en general, signo negativo: "alfabeto del extravío", camino cerrado:

Mientras los países mueren desangrando
su agonía,
no sé en qué piso de la ONU los embajadores
cabildean para convertir las falacias en verdades,
el azúcar en gastada diabetes
y en insomnio histórico la hojarasca.

El libro resulta una descripción apocalíptica del espíritu en su lamentable estado de degradación. Tras la guerra fría, cuando "el único imperio se tornó Dios", hemos heredado un mundo sin paz: "tapiz de balas por aire y tierra", donde "el hongo del ruido ha sido un vasto ornamento" y donde "Envejecemos junto a la noche,/ la pólvora y la tortura". El espíritu de hoy es el de "las teorías antropófagas de los políticos" y el "aliento de alacranes"; el "tiempo de bestias" en una "tierra de miedo" en que la armonía es negada y el caos tiene su vestíbulo. Por ello, el tema recurrente del volumen es la guerra, inherente a muchas naciones latinoamericanas. El Salvador no es, por supuesto, la excepción, y México hoy se halla enfrascado en una guerra inútil, sin rumbo, porque es ése el medio que ha elegido el Estado para provocar temor en la población: más de once mil vidas apagadas a causa de tratarnos como menores de edad y prohibir sustancias que “no debemos” introducir en nuestros cuerpos “porque es malo”. ¿En qué conciencia cabrá ese daño, esas vidas (inocentes o culpables), si es que hay conciencia en el aparato represor del Estado? Cruchaga, más allá de su tiempo y su lugar, ha sabido captar una esencia humana: el estado de conflicto independiente de sus causas. Lo importante es que ha sentido, sufrido, expresado sus consecuencias. Y sin embargo, "Bajo el caos, la palabra", como reza uno de los títulos del poemario. Renunciar al verbo poético implicaría caer en el amarillismo de muchos medios de comunicación; al fin y al cabo, vulgarizadores de la violencia. Tras los estados de conflicto que estamos viviendo, nada puede volver a ser igual:

Aquí era la ciudad antes de la guerra.
Era el mercado, la escuela, el día;
ahora es el escombro y el aliento seco.

El poemario posee una fuerza, una intensidad emotiva que destila indignación, impotencia, grito, a pesar de su clamor por la paz. Es difícil concluir el volumen sin dolor por el estado actual en que viven (sufren) países como el nuestro. He ahí la unidad del libro, que oscila entre el pesimismo y una tímida, penosa de abrir los ojos, esperanza de paz. Este conjunto de poemas no dejará indiferente a ningún lector sensible, que vive y padece nuestra época y el destino del otro y del yo en un mundo —como diría el poeta hondureño Roberto Sosa— "para todos dividido".
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André Cruchaga. Caminos cerrados. México: Editorial Praxis, 2009, 100 pp.

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Publicado en La Cultura en México, de la revista Siempre!, año LVI, núm 2943 México, 8 de noviembre de 2009, p. 84





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Juan Antonio Rosado (México, 1964). Narrador, ensayista y crítico literario. Es autor de la novela El cerco (Ed. Jus, 2008), del libro de poemas y aforismos Entre ruinas, poenumbras (Ed. Praxis, 2008) y del libro de cuentos Las dulzuras del Limbo (Ed. Praxis, 2003), así como de los volúmenes de ensayos: Palabra y Poder (Conaculta. Sello Bermejo, 2006); Juego y Revolución: la literatura mexicana de los años sesenta (EDAMEX, 2005); Erotismo y misticismo (Universidad de la Ciudad de México / Ed. Praxis, 2005); El engaño colorido (Universidad de la Ciudad de México, 2003); Bandidos, héroes y corruptos o nunca es bueno robar una miseria (Ed. Coyoacán, 2001); El presidente y el caudillo (Ed. Coyoacán, 2001) y En busca de lo absoluto (UNAM, 2000), y del manual Cómo argumentar. Antología y práctica (Ed. Praxis, 2004). Colaboró en la realización del Diccionario de literatura mexicana. Siglo XX (dos ediciones: UNAM, 2000 y Ed. Coyoacán / UNAM, 2004). También participó en la edición anotada de Alfonso Reyes: Visión de México (aún inédita). Ha publicado cuento, ensayo, poesía y crítica literaria en más de seis libros colectivos o antologías, entre las que cabe mencionar Los mejores cuentos mexicanos. Edición 2001 (Ed. Joaquín Mortiz, 2001), La escritura cómplice. Juan García Ponce ante la crítica (Ed. Era, 1997), Memorial de dos ciudades (Ed. Vigía, La Habana, 1995), Rayo de Esperanza (Centro Poético, Madrid, 2004), Letras latinoamericanas. Cinco premios Nobel y cuatro que no lo fueron (Compañía Editorial Impresora y Distribuidora, 2006) y Animales distintos (Ed. Arlequín/FONCA/CNCA, 2008). Ha sido colaborador en más de diez revistas literarias y en diversos suplementos culturales. Es miembro del Consejo Editorial de la revista Blanco Móvil. Como docente, ha sido profesor de literatura en más de diez instituciones del país. En 2003, la Universidad Iberoamericana lo premió con una Medalla por su desempeño en los Diplomados en Arte Contemporáneo, y en 2004, el Centro de Cultura Casa Lamm, con un Diploma por su labor académica. Fue también merecedor de la Medalla “Alfonso Caso”, que le otorgó la UNAM en 1998. En dos ocasiones, recibió la beca “Jóvenes creadores” del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA): durante los periodos 1997-1998 (en ensayo) y 1999-2000 (en cuento). En septiembre de 2000 ganó el Premio de Ensayo “Juan García Ponce”, otorgado por el Instituto de Cultura de la ciudad de México. En 2002 obtuvo el grado de Doctor en Letras por la UNAM. Ha colaborado como investigador en elInstituto de Investigaciones Filológicas (UNAM) y en la Fundación Pro Academia Mexicana de la Lengua. También se ha desempeñado como dictaminador, editor y corrección de estilo para diversas instituciones.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Negació de l’home-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

A prop estiguí sempre de la nit, mendicant, ferit en voreres
I amb les ulleres del prec i amb el hui sempre de la creu.










Negació de l’home
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








…y era inútil que buscara la compasión, la luz.
LUIS ALFREDO TORRES

El estío suena como un deshielo por los corazones
Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse
EMILIO WESTPHALEN







A prop estiguí sempre de la nit, mendicant, ferit en voreres
I amb les ulleres del prec i amb el hui sempre de la creu.
Mentre uns altres menjaven, la meua llengua corbada, en descens
Cap a la fam sobre la pols i la pedra.
Ningú no obrí portes ni encengué llanternes. A la fi, les dents
Trencats de l’angoixa, el cometa de la incertesa,
El goteig de la cara refregant-se en el vent.
Entre els pobres traguí la meua boca amarga, en la boca el pa
Mossegat als contenidors, l’hivern sense taules,
I l’esparver de la boira atrapada en les meues nines.
Sempre he sigut trist com les parets a soles. Com l’escarniment
Corb dels algorismes, com les carícies que sempre arriben
A destemps, com un esmorçar sense boca en la vesprada.
Sempre he sigut una mescla d’ocells i núvols, un mort
En les cuines de la tortura, un llarg raig de por als garrotxars.
En un racó de la Pàtria, la meua collita d’insomnis,
Una bufetada de cascos, falsos rosaris en aquest pervindre de dol.
L’horitzó sense calcetins del tamany de la fondor.
Mirar, ací, escales en descens. Galtes sacsades
Per la indiferència, sordes a l’hora de menjar el forment, selectives
A l’hora d’escorxar l’anunciació de les palpebres.
El temps encegà en les plagues del meu costat.
Cavalls de vidre baixaren a la gola. Gossos mandres
Lladrugaren en la llengua. El meu regne sí és d’aquest món: indiferent,
Avorrit, consumat al meu pit.
A voltes fa por la tristesa sense campanes. Sense la meua mare,
Sense germans, sense uns altres ulls que arreceren la congoixa.
A voltes la inclemència fa delirant els perfums, imprecisos
Els passos, fosques les finestres, turbado el pit davall de de boques
Despiadades, indefens davant dels carrers tancats.
El calendari sigilós dels cementeris m’ha seguit.
Ulls sense pietat han afonat la sal en meus porus.
Mai les hores doloroses no han deixat d’envellir en mi.
Sempre fugitiu en el túnel dels embuts, sense Pere, Joan,
Lluc, Mateu. Sempre fustigat per la immundícia.
Sempre en la Pàtria del desvari, plovent a porta tancada.
Sempre els mesos asseguts sense covar-se, tocats pels fetitxes
De la nit, per dies vidus d’alé diví,
Per tants vidres de la queixa, per caragols de tortura,
Per epitafis d’insomne parrup, potser morfina per a la deshora.
Sempre isquí a tocar portes a mà alçada, però tot em fou negat
Com un rigorós cirurgià.
Tot fou afany sense dies, dolgudes paraules, confesses negacions.
Sempre isquí al carrer a buscar l’alegria, a canvi tinguí
Paraigües rígids, diagnòstics rars, grillons per al meu llit inefable.
Ara em dol fondo, sense ulls i sense rostre…
Baratària, 07.XI.2009








Negación del hombre






…y era inútil que buscara la compasión, la luz.
LUIS ALFREDO TORRES



El estío suena como un deshielo por los corazones
Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse
EMILIO WESTPHALEN








Cerca estuve siempre de la noche, mendigo, herido en aceras
Y con las ojeras del ruego y con el hoy siempre de la cruz.
Mientras otros comían, mi lengua curvada, en descenso
Hacia el hambre sobre el polvo y la piedra.
Nadie abrió puertas ni encendió linternas. Al final, los dientes
Rotos de la angustia, el cometa de la incertidumbre,
El goteo de la cara restregándose en el viento.
Entre los pobres saqué mi boca amarga, en la boca el pan
Mordido en los contenedores, el invierno sin mesas,
Y la atarraya de la niebla atrapada en mis pupilas.
Siempre he sido triste como las paredes solas. Como el remedo
Curvo de los algoritmos, como las caricias que siempre llegan
A destiempo, como un almuerzo sin boca en la tarde.
Siempre he sido una mezcla de pájaros y nubes, un muerto
En las cocinas de la tortura, un largo chorro de miedo en los breñales.
En un rincón de la Patria, mi cosecha de insomnios,
Una bofetada de cascos, falsos rosarios en este porvenir de luto.
El horizonte sin calcetines del tamaño de la hondura.
Mirar, ahí, escaleras en descenso. Mejillas sacudidas
Por la indiferencia, sordas a la hora de comer el trigo, selectivas
A la hora de descorchar la anunciación de los párpados.
El tiempo se hizo ciego en las llagas de mi costado.
Caballos de vidrio bajaron a la garganta. Perros zánganos
Ladraron en la lengua. Mi reino si es de este mundo: indiferente,
Aborrecido, consumado en mi pecho.
A veces dá miedo la tristeza sin campanas. Sin mi madre,
Sin hermanos, sin otros ojos que cobijen la congoja.
A veces la inclemencia vuelve delirante los perfumes, imprecisos
Los pasos, oscuras las ventanas, turbado el pecho debajo de bocas
Despiadadas, indefenso ante las calles cerradas.
El calendario sigiloso de los cementerios me ha seguido.
Ojos sin piedad han hundido la sal en mis poros.
Nunca las horas dolorosas han dejado de envejecer en mí.
Siempre fugitivo en el túnel de los embudos, sin Pedro, Juan,
Lucas, Mateo. Siempre hostigado por la inmundicia.
Siempre en la Patria del desvarío, lloviendo a puerta cerrada.
Siempre los meses sentados sin empollarse, tocados por los fetiches
De la noche, por días viudos de soplo divino,
Por tantos vidrios de la queja, por caracoles de tortura,
Por epitafios de insomne arrullo, acaso morfina para la deshora.
Siempre salí a tocar puertas a mano alzada, pero todo me fue negado
Como un riguroso cirujano.
Todo fue afán sin días, dolidas palabras, confesas negaciones.
Siempre salí a la calle a buscar la alegría, a cambio tuve
Paraguas rígidos, diagnósticos raros, grilletes para mi lecho inefable.
Ahora me duelo hondo, sin ojos y sin rostro…
Barataria, 07.XI.2009
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Querido Cru:
Éste es uno de los poemas dignos de la antología personal más exigente. Tu afirmación de soledad desde el inicio es creíble. Y eso no resulta nada fácil, avanzar sobre el topos. Es una soledad sensitiva y que, a la vez, se razona desde el primer verso. Un verso que va desplegando las maneras de sentir esa soledad que es la negación del hombre pleno, total, de la humanidad inconmensurable. Una soledad, la del mendigo que lleva a la lectura bíblica del rico Epulón, pero acá desde la metáfora del alimento espiritual, una soledad, la tuya, absolutamente expresiva, desalmada hasta la búsqueda de las migajas de luz entre la basura de los contenedores; una soledad de alas y pájaros sin vuelo en tus ojos; soledad a destiempo, como la hora del almuerzo al atardecer, tan a deshoras como la substancia del desamor; una soledad triste, ausentes las campanas para testimoniar la albricia o el duelo, la soledad sin la madre, los hermanos, el unte balsámico de los evangelios en la piel del creyente; una soledad frente al grillete, capaz de buscarse por los entresijos la propia palabra, el propio rostro. Una soledad, pues, comparable a la del cirujano solo que la desmenuzara; una soledad, al cabo, doliente, sangrante como la herida de zoopatía para la voz del poema. Destaco estas terribles y magníficas metáforas que arrancarían el rayo de tormenta de Dylan Thomas o del propio Morrison:

Caballos de vidrio bajaron a la garganta. Perros zánganos
Ladraron en la lengua.


sábado, 7 de noviembre de 2009

Claridad- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Per als ulls el ritu de l’aigua a l’espill. Les bagues
De les comes i l’encens, les mans apartant la idolatria,...


Claridad
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




—No está muy claro dijo Etienne.
—no puede estar claro, si lo estuviera sería falso, sería científicamente verdadero
Quizá, pero falso como absoluto. La claridad es una exigencia intelectual y
Nada más. Ojalá pudiéramos saber claro, entender claro al margen al margen
De la ciencia y la razón.
JULIO CORTÁZAR, RAYUELA





Per als ulls el ritu de l’aigua a l’espill. Les bagues
De les comes i l’encens, les mans apartant la idolatria,
El tro brandant les úlceres, i de bell nou l’aigua,
Mel del picaflor, gota d’ambre en la llum.
Creuem la imminència de la sang en letals coltells.
—el suny del llenguatge sovint pesa en la sang. És de nit
La intensitat del crepuscle, l’obstinació dels tímpans.
—No. Tot és adolorida substància en la flama, gosada matèria
Que consumeix la son on l’ull termina o obri el vernís de la sutura.
Els colors desdoblen les paraules del pensament,
Encara que l’arc del cel siga una agulla que sosté la pesadesa del món.
Hi ha dies de xafegada a la burilla d’un cigar. Dies que no terminen
En allò possible, racons de verticals sabates, recolzats en el buit.
L’horitzó celebra en bocins l’entusiasme:
En un poema, la raó ferida empenta les paraules, no les restitueix,
Las tortura ferament amb el quitrà de la saliva.
Entre tanta mirada repartida, el desfici ens pertany,
Elss dictats dels dies d’aprenentatge, la frustració límit de l’arbre,
Els trasplants a cor obert dels espasmes,
La imminència estranya dels murs, i no les buganvil·lies
Que desperten com riu damunt d’ells.
Tras la ràfega, la hipnosi erràtica de les contradiccions, l’entropessada
De l’immòbil, les caixes de cartró del paisatge, el trafegar insuportable
De certes imatges, —No l’amor i els amants perduts en la llum;
Dic, la raó de ser perquè l’ocell que som no peresca.
Badallar davant dels afaits sense afonar-nos en les larves del balbuceig.
No sé si un dia la Santíssima Trinitat serà amb nosaltres, sense la fúria
Singular dels trepants; sense fer etern l’erràtic.
La claredat s’assembla a un pou de lluernes.
A una esfinx de llavors, a un feliç encontre del temps i l’espai.
Mai no es fàcil trobar-la sense que devore la consciència.
Mai no es fàcil retindre-la sense que es córrega el risc d’esdevindre
Fantasma, o en simple croada per a omplir momentàniament armaris de paret.
Sempre és ardent, però mai no ha sigut botella tirada al mar,
Sempre és vital, però la vigília o el somni l’enfosqueixen,
Fins convertir-la en un fòssil de la passió.
[només tu i jo, sabem que la guardem sota claus especials,
Sense que siga poma de la discòrdia dels minotaurs o iniciats.
Sense que del llavi fuja per a fer-se carcanada com tants
Agònics feltres, sense trama ni ordit].
Al present, sovint, la claredat no és un article mengívol.
Ja hi ha prou amb caminar entre dents i llençols…
Baratària, 07.XI.2009





Claridad





—No está muy claro dijo Etienne.
—no puede estar claro, si lo estuviera sería falso, sería científicamente verdadero
Quizá, pero falso como absoluto. La claridad es una exigencia intelectual y
Nada más. Ojalá pudiéramos saber claro, entender claro al margen al margen
De la ciencia y la razón.
JULIO CORTÁZAR, RAYUELA







Para los ojos el rito del agua en el espejo. Los eslabones
De las comas y el incienso, las manos apartando la idolatría,
El trueno blandiendo las úlceras, y de nuevo el agua,
Miel del picaflor, gota de ámbar en la luz.
Cruzamos la inminencia de la sangre en letales cuchillos.
—el ceño del lenguaje a menudo pesa en la sangre. Es noche
La intensidad del crepúsculo, la obstinación de los tímpanos.
—No. Todo es adolorida sustancia en la llama, osada materia
Que consume el sueño donde el ojo termina o abre el barniz de la sutura.
Los colores desdoblan las palabras del pensamiento,
Aunque el arco iris sea una aguja que sostiene la pesadez del mundo.
Hay días de chubasco en la colilla de un cigarro. Días que no terminan
En lo posible, rincones de verticales zapatos, apoyados en el vacío.
El horizonte celebra en pedazos el entusiasmo:
En un poema, la razón herida empuja las palabras, no las restituye,
Las tortura fieramente con el alquitrán de la saliva.
Entre tanta mirada repartida, la desazón nos pertenece,
Los dictados de los días de aprendizaje, la frustración límite del árbol,
Los trasplantes a corazón abierto de los espasmos,
La inminencia extraña de los muros, y no las buganvillas
Que despiertan como río sobre ellos.
Tras la ráfaga, la hipnosis errática de las contradicciones, el traspiés
De lo inmóvil, las cajas de cartón del paisaje, el trajinar insoportable
De ciertas imágenes, —No el amor y los amantes perdidos en la luz;
Digo, la razón de ser para que el pájaro que somos no fenezca.
Bostezar ante los afeites sin hundirnos en las larvas del balbuceo.
No sé si un día la Santísima Trinidad será con nosotros, sin la furia
Singular de los taladros; sin hacer eterno lo errático.
La claridad se parece a un pozo de luciérnagas.
A una esfinge de semillas, a un feliz encuentro del tiempo y el espacio.
Nunca es fácil encontrarla sin que devore la conciencia.
Nunca es fácil retenerla sin que se corra el riesgo de convertirse
En fantasma, o en simple cruzada para llenar momentáneamente alacenas.
Siempre es ardiente, pero nunca ha sido botella tirada al mar,
Siempre es vital, pero la vigilia o el sueño la oscurecen,
Hasta convertirla en un fósil de la pasión.
[sólo vos y yo, sabemos que la guardamos bajo llaves especiales,
Sin que sea manzana de la discordia de los minotauros o iniciados.
Sin que del labio huya para convertirse en osamenta como tantos
Agónicos fieltros, sin trama ni urdimbre].
En el presente, a menudo, la claridad no es un artículo comestible.
Ya con caminar entre dientes y sábanas es bastante…
Barataria, 07.XI.2009
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Querido Cru:
Me envías un poema de fin de semana para evitar el enroque en esa conciencia de tósigo lento que anida en cada gota de sangre que exudan tus versos, como si fueran pétalos de la flor azul de la moribundia. Y es que desbrozas arcanos como quien bebe desangelado de las ubres arcanas de la noche y espera que le llegue el desempañamiento en los telares de la aurora. Me lo envías sabiendo, sin embargo, que no hay juego de ruecas y husos, no hay seda ciega donde posar los ojos arrancados, tal como escribiera Boris Vian, en el punto aciago de la soberbia ironía sabia.

Palpar la claridad, como el rayo de luna se abre en el desbosque, en el centro mismo del bosque, ver la claridad sin necesidad de clarividencia, más allá de toda mancia, pero fuera de toda ciencia y razón, una claridad esclarecida de todo arrebato místico, más allá del espejo como copia, una claridad en si misma, una claridad que exonera el ídolo y no necesita quemas de olíbano ni lectura de vísceras, un tanteo, leve caricia temblorosa cual aleteo del colibrí que es luz y resina de luz, pasta de luz, enjambre de las aguas melifluas del deseo…

Bien que lo sabía el Maestro Leonardo, una claridad que se funda en la penumbra del cuerpo que ilumina.
Valencia, 07.XI.2009

domingo, 1 de noviembre de 2009

HACIA BARATARIA EN TRES ENVÍOS-ROBERTO MANZANO

ROBERTO MANZANO, CUBA






Poeta en Barataria
ANDRÉ CRUCHAGA
prólogo de Roberto Manzano






HACIA BARATARIA EN TRES ENVÍOS*




PRIMER ENVÍO

Amigo André, he corrido por encima de sus páginas, y luego he entrado a saco en las opiniones sobre su obra que me envía. Ando con la mente llena de unas luminosas estrías que son sus visiones, absorbentes, enérgicas, pegadizas, como luciérnagas de metal que cantan.

Qué depósito hirviente, que borbotón colorido, que oscuridad que tropieza en la luz, qué racimo de lagartos de fuego, de palomas de gas, caracoleando en la sintaxis, en los períodos febriles, en los puntos que se enciman unos sobre otros, como clavos de fuego. Y el sujeto que lo enuncia todo, que es usted, indudablemente, pero que indudablemente también lo desborda a usted, trabaja la palabra como un rapsoda, como un hombre bueno que ha enloquecido hacia la justicia que no conoce aristas de desdén.

Una parábola ya sin argumentos, sólo con centellas que se arriman sobre la mesa, como peces escapándose del dolor, en una enérgica esperanza que no teme decir el fracaso terrible, la tragedia que asoma en medio de la ilusión destrozada del hombre de hoy.

Pasa así uno la mano sobre el poema, y palpa vidrios frenéticos, astillas del mundo que suben con lágrimas y horizontes que se buscan, y levanta la mano sorda de sinfonía, ahíta de luces sonoras que revientan en la superficie hechizada de sus textos.

Va uno, entre crítico y poseso, en la velocidad imaginativa que usted imprime
a la lectura, y a veces siente cómo se enzarcilla, cómo crece rizomático su silencio de hombre solo y acompañado, entre el tableteo azul de un ánima invasora que no para.

Le escribo con las primeras impresiones, después de asomarme rápido al conjunto, y saliendo antes que la masa organizada del caos, con sus disciplinados abismos, con sus rompientes húmedas, me empujen o deslicen hacia sus aguas primordiales.
(El Canal, 5 de mayo de 2008)




SEGUNDO ENVÍO

Amigo André, ya he leído todos los libros suyos que me ha enviado. Cuando se lee un poema solo suelto se siente una energía asociativa muy especial. Procedente del surrealismo, pero movida por una autenticidad grande. A veces, en algunos textos, el verso desciende de lo asociativo hacia alguna que otra mención periodística, que entronca de pronto el texto con la poesía latinoamericana de los sesenta. Pero son líneas, la masa textual se levanta del dato inmediato hacia una imaginación en vilo, de continua sorpresa, densa en símbolos.

Pero cuando se leen conjuntos, y de modo seguido, hay una torrencialidad de asociaciones tremenda, un calor imaginativo, una ebullición de planos de la realidad que le ofrece a sus textos una marca muy singular en el actual coro de la poesía en lengua española. No sé cómo se la arreglan los traductores con sus textos, pues su impronta emocional desafía cualquier lógica cartesiana y da paso a un inconsciente trabajando a todo vapor.

En términos imaginativos, su poesía crea una red de asociaciones que moviliza
toda su experiencia como ser humano atento, y lo emocional y lo sensorial afloran con fuerza increíble en cada poema. Hay en su psiquis un depósito abundante de vivencias, de mirajes, de sucesos, de informaciones ajenas y propias, de espacios fijados y asociados —reales y deseados—, que constituye un arca inagotable de donde usted saca su alta capacidad representativa.

Aunque usted no se considera exactamente un poeta social, yo veo en su poesía una denuncia muy poderosa del catastrófico mundo de hoy. Con una fuerza artística, y una honestidad humana muy grandes, dignas de ser reconocidas. Lo que pasa es que nuestra tradición poética latinoamericana nos ha estereotipado qué es un poema social. En muchos poetas todavía vive, con vigor excluyente, la idea de que un poema revolucionario ha de acercarse al menos a los típicos del coloquialismo, del exteriorismo, de la antipoesía que reinaron en los años sesenta y setenta. Sus poemas tienen un sujeto de una rica psicología, que sufre con la injusticia, el extravío social y la pérdida de futuro. No traza ningún programa, pues la realización artística verdadera no es escritura directa de tesis. Y sube hasta el hermetismo, pues su eficacia comunicativa consiste precisamente en sacudirnos en aquellas áreas de la conciencia que no logramos entender aún.
(El Canal, 11 de mayo de 2008)




TERCER ENVÍO

Amigo André, la poesía es una batalla sustancialmente trágica, pero muy hermosa. Se entabla de todos modos (uno no puede dejar de comparecer), aunque las probabilidades de perderla son cuantiosas. Lo mejor de uno salta al ruedo, sobre arena de locura, y en la quijotesca gesticulación de la palabra poética el universo se gana para un orden, aunque conserve su caos primigenio. No ha sabido nadie explicarla bien, ni hace falta tampoco que nadie la explique. Lo único que haría falta es que esa energía se compartiera más por los hombres de hoy, que la miran como a la hija loca del vecino.

Usted tiene plena conciencia de lo que va dicho, y en sus versos se encuentra
el testimonio —lleno de cifras y exabruptos, como todo testimonio lírico— de esa pérdida inevitable, que sale con energía a esculpir en el viento, con la secreta esperanza de alguna ganancia, aunque sea la de que el bucle angustioso de la asfixia general que hoy se vive sostenga un segundo la bordada burbuja expelida, esa joya aérea lanzada desde el corazón, contraído como un gimnasta para el salto definitivo.

Sus versos son la donación que usted hace, que no puede dejar de hacer, que parece que no tienen volición alguna, pero que emergen de adentro, en oleadas sísmicas, hacia la oreja global del mundo, hacia la frialdad de escucha que se gastan las muchedumbres y los grupos selectos, hacia la gelidez asesina que va llenando de calor el planeta, hasta que todo brille como la moneda de oro que aman, y ya la poesía no pueda más, expulsada por los mercaderes del templo.

Yo veo su dolor en cada poema: al menos para mí, que el lenguaje pueda representar con eficacia el dolor —y a ratos, esa alegría que le sopla como un relente de la gran catástrofe que usted describe— es ya un gran acierto estético, y una conquista poética dignos de encomio. La poesía es el arte de plasmar con autenticidad, y como si fuera una escena con figuras, el mundo interior. Alcanzar plásticamente la revelación de nuestro mundo interior de hoy es propósito difícil, que verdaderamente están alcanzando pocos. No es fácil pintar el magma en el mismo ojo de la erupción.

Así que le agradecemos mucho sus versos, su peculiar manera de encarar nuestra realidad —toda América se encuentra traspasada por la misma sustan cia—, y la presencia de una obra lírica que ya constituye una de las más fascinantes de Centroamérica y de la lengua española. Ancho es el coro de la poesía, y tiene, como Briaerio, mil brazos diferentes para asir el sueño, y da un gusto especial presentar a los lectores cubanos, siempre ávidos de poesía, su voz nacida desde lo hondo de la nación salvadoreña.
EL Canal, julio de 2009



ROBERTO MANZANO, [Poeta, investigador y ensayista cubano]
Ciudad de La habana, Cuba, julio de 2009.
* Prólogo al libro antológico: Poeta en Barataria, compilado por el poeta Roberto Manzano, de próxima edición en Cuba.

sábado, 24 de octubre de 2009

Nit de la Pàtria- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Fosc cos en el crit de l’aire; èbria fins al curull de colps.
Dèbil sovint com una fulla damunt de l’aigua.









Nit de la Pàtria







La noche quiso que fuésemos noche
también nosotros, térreos
como la sombra y como los animales…
CARLES RIBA







Fosc cos en el crit de l’aire; èbria fins al curull de colps.
Dèbil sovint com una fulla damunt de l’aigua.
La nit en mi, insomne bosc de batecs, dormida
En laceras, sense una pensió inefable que guarde del fred.
Cruel als meus cinquanta-dos anys grisos.
No puc vindre’t amb un segle de rovell.
Et llig en la nostàlgia que produeixen les estampetes.
Els somnis en la teua fullaraca es convereteixen en cendra.
La por a la mort torna decrèpita les estacions. Un dia ja no serem,
Sinó aqueixa estranya ferida de la penombra. Aqueix temps agre dels arrels.
Els dies són fètids i no s’esgota el jull.
A les parets rebenten les paraules sense sentit. Horror ardent
fet pou. Sorolls que trenquen finestrals. Murs on la llum no entra.
El buit és tant que els ulls no s’hi troben, llevat del descens en el tro,
O en els que moren aliens a aquesta hostilitat sense quaderns.
Som la nit que raja coltells.
La fugida de sempre a prop de la mort. La gent estranya als carrers estranys.
La ràbia sense derrota ni colors. La forma angosta de la vida.
Decrèpits han esdevingut els somnis: —el camí desvia la tendresa,
En la buidesa de les ales la història és la nit: els antulls del crim
Tirats a la garrotxa, el desdeny i la nauseabunda ensenyança de les faules.
Invoque els comediants perquè disfressen la carronya
En alguna cosa més digerible com ara l’escòria, com les miquetes dòcils de la boca.
La nit sembrà morters a les entranyes —i cabals de podrida
Esperança. Volgué la terra amb buits i ombres.
Quina història la nostra: cremar en la desesperació!
A voltes un somriure pot aclarir l’escriptura. —
Pot donar-nos l’aire
Necessari per a continuar amb cognoms i taula i balança.
No hi ha pans per a celebrar la fecunditat del ventre. No hi ha cos
Al que se li concedesca la glòria de les certeses. Ni paraules a mercé de la vida.
Mengem en la ració de les nostres creences quotidianes.
Masteguem una falda de parracs. Hi ha foscors més certes que el sutze
Dels cellers; plor en absència de miracles…
Ningú no trau de la història la música de les paraules. Llevat de les del carnisser
Infame que gaudeix matant als encants amb traïdors punyals.
Hi ha alguna cosa que em nega entre la Pàtria i els meus designis: Hi ha alguna
cosa que les banderes
Cobreixen amb ploguda boira als ulls;
Hi ha alguna cosa on les monedes no són berena a l’hora del dinar.
Sonen els martells mossegats pels claus.
Queden encara veritats ocultes a les dents.
La saliva es torna brasa durant la setmana; excepte els dies de diumenge,
Que serveixen per a fer menys densa la maleta de la història.
Així, entre ossos i camins, devem marxar damunt de les onades. I allisar els cabells
De l’aire. I reciclar el paper higiènic dels sanitaris,
I tocar la bellesa feréstega de la Pàtria, enfonsant les dents
Fins al darrer cel vessat de la sang.
Baratària, 19.X.2009

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Querido poeta:
Desconsuelo y desolación, amigo. Schaar dice que su patria son sus zapatos. Y hubo un tiempo que yo mismo le replicaba: y mi patria, la carretera y, más tarde, el desierto. Para vos, la patria es tu noche. Y se muere por la patria, dicen. André Cruchaga muere por su noche plena de ausencias. Y bien vale acá la traducción de los versos del gran vate Carles Ribas: la noche quiso que fuésemos noche. Pero no. No, al menos, para nuestro poeta. Una noche, la suya, como la patria, hecha para el sufrimiento y los peligros, ebria de desamor y tan débil y movediza como una hoja de flor o de planta o árbol a merced del curso del agua. Una noche tan cerrada y sin luz como un bosque durmiente de latidos. Noche de años y siglos decrépitos. Noche tan cruel que ni siquiera ofrece el cuaderno en donde anotar las vaciedades. Una noche –acabáramos- en donde a lo sumo reciclar el papel higiénico y no las cuartillas del poema. Una noche que ni siquiera recibe una sonrisa para continuar el propio camino con la pobre dignidad de las migajas a deshora en pobre mesa, pobre romana. De nuevo -por seguir a los clásicos- una noche obscura del cuerpo (y del alma) hasta el último aliento del cielo derramado en sangre. ¡Hasta la última gota del desamor y desconsuelo en la noche por la patria! La gran mentira* cuyo exorcismo trata de desvelar el poeta: Dulce et decorum est pro patria mori.


* Con respecto a "la gran mentira", como los surrealistas y el mismísimo René Char, en su etapa de poeta de obediencia comunista, denunciaban, se refiere al uso y abuso del concepto de "patria" elaborado por las estructuras del Poder propiamente desde los orígenes del capitalismo liberal del s.XIX. Otro de los opios por el que han muerto tanta gente, en aras del beneficio de los que la enarbolan. Nada que ver ese concepto vaciado y prostituido en boca siempre del terrateniente, del gran empresario o del gobernante de turno con aquél que los antiguos fueron edificando y que nos llega hasta el movimiento Romántico europeo (a ustedes les durará hasta más tarde, pues les vale para la descolonización y liberación de España, "la madre patria", [acá todavía se sigue con la mentira o medias verdades de la Hispanidad]), pero ahora mismo, ay. El mito de la madre patria. Yo prefiero que los poetas empecemos por trabajar la "matria", desde cero, con los contrtavalores emergentes y en perspectiva de género, pero eso merecería mucho ensayo, y excede un correo, o dos.

Por otro lado, yo acababa el breve comentario con un cuestionamiento actualizado: ¿Es, en verdad, noble y decoroso morir por la patria? ¿Pueden confundirse los intereses espurios de quienes ostentan el Poder y sus subdivisiones "democráticas" (eso mismo te preguntabas en el poema que te traduje ayer, el del discurso poético frente al político (en clave de ironía y sarcasmo creí entender) con la belleza y dignidad de una muerte patria?

¿Quien reparte los boletos de nobleza y decoro para una muerte frente a las demás? ¿La del indígena olvidado no es una muerte expoliada, egregia, patria? Esas cosas son las que se agolpaban cuando corté por lo sano con la cita latina y la firmación del poeta Char, a quien por cierto coincidimos desde hace años en admirar.
Un abrazo.


Pere Bessó
Valencia, 24.X.2009


domingo, 18 de octubre de 2009

Desfici- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

La realidad y la ficción en suave sigilo. O, acaso, bocanada
De sueños deshojando el invierno, la noche con sus chasquidos
Desordenados, la agonía mayor de los labios, ...
Fotografía tomada de: skyscrapercity







Desfici
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó






No hi ha prou amb parlar de pau.
Devem creure-hi i treballar per aconseguir-la.
Eleanor Roosevelt







Als grans emporis del món, —The Norwegian Nobel Committee —
també es trafica amb els Nobels. Ací, fosca l’òpera de les pestanyes.
La realitat i la ficció en suau secret. O, potser, glopada
De somnis desfullant l’hivern, la nit amb els seus esclafits
Desordenats, l’angúnia major dels llavis,
—Les pel·lícules de ficció ara no ixen dels cinemas, ni de Cannes, ni Barcelona,
Sinó del carbuncle. I clar, no em referesc [al de certs gèneres d’insectes coleòpters,
Pedra preciosa, també coneguda com a robí, sinó a aqueixa malaltia contagiosa,
Ni a conceptes heràldics],
La seua virulència és catastròfica i obri tots els cercles del poder.
Ara qualsevol dirà frases boniques per a convocar el matí,
Encara que semblants frases siguen de cansament i pólvora, de caldera i mortalla.
Quina claredat descobreix les mirades del Planeta!
Pertot gemeca el so de la sang. I tanmateix, se’ns ven
La Pau com una fruita estranya en càpsules de sordes aigües,
En trossets d’analgèsics per a no sentir l’abisme.
El silenci em desvist com un blues violat per vegetals famolencs.
Las imatges reboten als llençols de la pols, en la beguda erma del fullatge,
Devastat per la fusileria i les bombes de 500 lliures.
[Al llit hauries de tindre un joiell per cada orgasme: tu i jo de frac,
Exactament desdoblant les mirades,
Fent versemblant el llit damunt de les aigües que arrossega la història.
Però clar, preferesc que no ens despullem als nus de la foscor,
Sinó a la llum o en les càpsules virtuals dels cristalls on tot el món
ens mire amb certa perspicàcia i morbo.
Clar que només podrien veure’ns, però no escoltar el gemec xiuxiuejant
De l’espasme, i la molsa teua desviscuda i sense capell].
No hi ha prou amb pronunciar paraules d’advent, ni epígrafs blaus de sega i justícia
Per a enderrocar la porta siniestra de la nitroglicerina;
Hi ha un món que pateix les devastacions de l’Imperi.
Hi ha un món que no es veu en la irrealitat de les pel·lícules 3 ics,
Sinó als ossos que produeixen
Les metralladores i que fan difusa la utilitat dels colors.
Per descomptat, Noruega, continua essent una pantalla gegant,
No menys que el plutoni de Washington, i las bases militars per a mantindre la Pau.
Sovint l’idioma es torna una gota d’ombres als encaixos de la sang,
Una papadiners,
I no una fogassa de pètals a les càmfores dels balcons.
Clar és que mai no manquen les grans cortines roges, ni els símbols
Per a festejar els equilibristes d’aquest voltaic esdeveniment.
[Es pot pensar en les faules modernes o antigues, en els ulls
Cavalcant damunt de les campanes, en les boques emergint de la Via Làctia.
Fins i tot jo puc contemplar-te com un nen autista. Esvanir-me en el teu somni,
Obrir l’eternitat abans de morir. I, tanmateix, mai no arribarem
A l’absolució dels nostres pecats… Mai no ens apaivagarem davant de les lluernes. Mai no deixarem de ser guerrers. ]
Per això mai no veurem joiells a les nostres parets. Ni mai arribarem
A la primera plana dels periòdics, ni a la Times review, magazine, journal, etc.
Baratària, 14.X.2009








Desazón







No basta con hablar de paz.
Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla.
Eleanor Roosevelt






En los grandes emporios del mundo, —The Norwegian Nobel Committee —
también se trafica con los Nóbeles. Ahí, oscura la ópera de las pestañas.
La realidad y la ficción en suave sigilo. O, acaso, bocanada
De sueños deshojando el invierno, la noche con sus chasquidos
Desordenados, la agonía mayor de los labios,
—Las películas de ficción ahora no salen de los cines, ni de Cannes, ni Barcelona,
Sino del carbunclo. Y claro, no refiero [al de ciertos géneros de insectos coleópteros,
Piedra preciosa, también conocida como Rubí, sino a esa enfermedad contagiosa,
Ni a conceptos heráldicos],
Su virulencia es catastrófica y abre todos los círculos del poder.
Ahora cualquiera dirá frases bonitas para convocar a la mañana,
Aunque dichas frases sean de cansancio y pólvora, de caldera y mortaja.
¡Qué claridad descubre las miradas del Planeta!
Por doquier gime el sonido de la sangre. Y sin embargo, se nos vende
La Paz como una fruta extraña en cápsulas de sordas aguas,
En trocitos de analgésicos para no sentir el abismo.
El silencio me desviste como un blues violado por vegetales famélicos.
Las imágenes rebotan en las sábanas del polvo, en la bebida yerma del follaje,
Devastado por la fusilería y las bombas de 500 libras.
[En el lecho deberías tener una presea por cada orgasmo: vos y yo de frac,
Exactamente desdoblando las miradas,
Haciendo verosímil el lecho sobre las aguas que arrastra la historia.
Pero claro, prefiero que no nos desnudemos en los nudos de la oscuridad,
Sino en la luz o en las cápsulas virtuales de los cristales donde todo mundo
nos mire con cierta perspicacia y morbo.
Claro que sólo podrían vernos, pero no escuchar el gemido susurrante
Del espasmo, y el musgo tuyo desvivido y sin sombrero].
No basta pronunciar palabras de adviento, ni epígrafes azules de siega y justicia
Para derribar la puerta siniestra de la nitroglicerina;
Hay un mundo que padece las devastaciones del Imperio.
Hay un mundo que no se ve en la irrealidad de las películas 3 equis,
Sino en los huesos que producen
Las ametralladoras y que hacen difusa la utilidad de los colores.
Desde luego, Noruega, sigue siendo una pantalla gigante,
No menos que el plutonio de Washington, y las bases militares para mantener la Paz.
A menudo el idioma se torna una gota de sombras en los encajes de la sangre,
Una tragaperras,
Y no una hogaza de pétalos en el alcanfor de los balcones.
Claro está que nunca faltan las grandes cortinas rojas, ni los símbolos
Para festejar a los equilibristas de este voltaico acontecimiento.
[Uno puede pensar en las fábulas modernas o antiguas, en los ojos
Cabalgando sobre las campanas, en las bocas emergiendo de la Vía Láctea.
Incluso yo puedo contemplarte como un niño autista. Desvanecerme en tu sueño,
Abrir la eternidad antes de morirme. Y sin embargo, nunca llegaremos
A la absolución de nuestros pecados…Jamás nos apaciguaremos frente
A las luciérnagas. Jamás dejaremos de ser guerreros. ]

Por eso nunca veremos preseas en las paredes nuestras. Ni llegaremos jamás
A la primera plana de los periódicos, ni a la Times review, magazine, journal, etc.
Barataria, 14.X.2009
____________
Querido André:
Hace varios días que te debía este poema, pero el instituto, la preparación de las diversas tareas políticas y, en particular, la ayuda al concejal, amén de lo doméstico y algún afán me dejaban poco tiempo para el sosiego o el tráfago poéticos. Pues ambas condiciones requieren unidad e intensidad. Sólo así estamos preparados para la lectura de tus poemas.

Por fin he podido acabar el texto cuyo sentido requiere perderse de entrada por la fador y el desfici catalanes. Y ello te resultará difícil pues si bien en francés tienes la identidad de fadeur, desfici i desficaci son palabras bien nuestras cuyo sentido en otras lenguas pierden riqueza asociativa y conceptual, profundidad y visión de campo. En efecto, el desfici con que traduzco tu desazón requiere de desaliento y desabor, mengua de sentidos, pero también de nostalgia y, a la vez, percepción anticipada del ajamiento.

Un estado que se entreabre a los escozores del alma, a la vigilia e insomnio de toda clase de antesalas, incluyendo las del cuerpo. Y no es que no llegue o haya assaonament o saó, que en esto, amigo, usuarios y usuarias de la lengua catalana mantenemos su valor prístino y la consciencia lingüística última de la liga con la sazón o estación, la comunión con la natura, la unión palabra-cosa tan ansiada como imposible pacto.

Es, pues, tu poema resultado del ansia, del escozor de alma y de los sentidos, hueso de roer del "estar sin estar" o lo que un castizo expresó con su célebre "esta vida es un continuo desvivir". Quien desee acercarse al poema, quien desee sentir a las palpas de la poética cruchagesca habrá de haber sentido en alguna ocasión, al menos, la raedura del "desvivir" y el soplo sobre los despojos del numen del poeta.

Desde este estado de "vetlla desficiosa" (vigilia en desazón), mucho más intenso y prodigioso que un simple duermevela castellano, el poeta André Cruchaga estimula todos los sentidos, incluidos el déjà vu barajado y agitado. Y la recta final de su escritura no desdeña vía alguna que pueda llevar al lector a la analogía de lectura.

Cómo acaso explicar el estado de los ojos, engrandecidos y sobrecargados de círculos concéntricos, preparados para la sorpresa de la pedrada en esa antesala de la (in)consciencia, que desde niños, por economía de lenguaje, veíamos/leíamos en los tebeos y, más tarde, en los cómics underground, en esos ojos, ciegos de tantas órbitas, de los Freak Brothers:

Ahí, oscura la ópera de las pestañas.
La realidad y la ficción en suave sigilo. O, acaso, bocanada
De sueños deshojando el invierno, la noche con sus chasquidos
Desordenados, la agonía mayor de los labios,
—Las películas de ficción ahora no salen de los cines, ni de Cannes, ni Barcelona,
Sino del carbunclo.


Un parpadeo y, zas, el hombre-orquesta, toda una ópera de sentidos desordenados que se liberan. Y reorganizan en ese estado de conmoción que permite abordar una noticia externa (pero que compete) al poeta -la concesión del premio Nobel de la Paz a Obama- y desencadenar el motor sentimientos contrapuestos en el Poeta: lo que “está dentro está fuera” (Goethe), y así espurios traficantes, mercaderes de la paz y golpes bajos del desamor son facetas y caretas o máscaras causativas del mismo desfici (de la misma desazón).

El poeta logra, a través de este artificio de voladura controlada un nuevo acierto en su escritura de doble plano y doble vuelo, en esa escritura a dos manos alcanza la plenitud de la metáfora pura clave: el pequeño carbón (carbunculum), el carbúnculo, el carbunclo, y el carbunco. Así el poeta, como un nuevo thesaurus o lexicón profundo y sin aspavientos, nos lleva desde los filamentos de la enfermedad más allá de la muerte, desde la pantalla contra sequedad y el frío, al carbón encendido del granate o del rubí, a la fiebre de la obscuridad, al buey común y a la pústula de los desheredados del amor y de la sociedad, al vómito y a la diarrea de los banqueros, a la heráldica de las comadres y las liebres de las mozuelas flores de lis, a las tragaderas, en fin, de la lengua:

A menudo el idioma se torna una gota de sombras en los encajes de la sangre,
Una tragaperras,
Y no una hogaza de pétalos en el alcanfor de los balcones.


Lo diré una vez más, en mi criterio, la trangresión de la escritura y la lengua, del (des)amor y de la re pública, para el poeta André Cruchaga son destellos y filtraciones de la misma realidad.


martes, 13 de octubre de 2009

Imagine espectres-Poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

"Una ramada de crits ratlla les paraules.
Qui camina ho fa com si anara en la nit."







Imagine espectres
Poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó


La foscor ha deixat en tenebres la Pàtria:
Qui camina sense por a una fulla o a la boira?
—Cada carrer sent a somnis esqueixats; la claror
De cada dia oblida els seus acords; un sol de malsons
Sempre en la polleguera de les portes;
Una ramada de crits ratlla les paraules.
Qui camina ho fa com si anara en la nit.
La casa de sempre ara és una càrcer.
La llibertat es tornà túnica d’angúnies.
Em costa entendre aquest País torturant els somnis:
El vent, agri, bufa amb espines.
Costa caminar sobre la serenor de les pedres.
Ja no s’entén aquest dolor viu de la carn.
La mort quotidiana inunda els hiverns.
Un no sap qui serà el pròxim innocent que bese
De manera indeleble la gespa,
O emplene els claveguerams perduts de la ciutat.
Em costa pensar aquest País convertit en parrac:
El foc crema les paraules més diàfanes.
La violència curulla el calendari i no hi ha porta il·lesa.
Abans el País era més quotidià entre clavells.
Als parcs les boques s’omplien de rialles;
Ara aqueixos retrats només són memòria.
La cendra de la gran nit que vivim estén els seus dits
Colosals damunt de les temples.
Ningú no queda d’aquells que coneguí en el vent.
Ací el tro, el coltell, l’extorsió, el segrest.
La violència ha domesticat les nostres sabates.
Entre milers de transeünts s’endevinen les onomatopeies,
El pantaix i els jeroglífics de la mort.
Res no té consistència, llevat dels vestigis.
El sol s’ha fet imprecís en tots els carrers:
Vagos carrers on l’alba ha perdut tota fantasia.
Cada dia les baldes de la nit ens lleven l’aire:
Som fràgils en aquest pati de pedres.
Ningú no pot viure en aquesta perenne buidor de la carícia,
Ni en la dolent taula de la pregària.
La soledat dels ulls abrasa les mirades, les fon
En aqueixa batalla sense llum i sense finestres.
Ací fereix la transparència de l’aire. —Fereix l’illa líquida
De la sal; dissortadament , no és posible l’oblit,
Quan els espectres també habiten els cristalls.
Abans no hi hagué tant mestratge per a la mort: Un a la vora
De l’arbre i els ocells; ara cada germen destorba
En la gola: sord mar de grisos. Sordes nits de genollons.
Quin temps ens beu ara fins a les medul·les!
Vida ça i lla endurida per les lloses, per aquesta tomba
De la brisa, embolicada en el somni.
El País penja de la nit. Nit on triomfa
La fossa i l’espenyador…
Baratària, 12.X.2009



Imagino espectros




La oscuridad ha dejado en tinieblas a la Patria:
¿Quién camina sin miedo a una hoja o la niebla?
—Cada calle sabe a sueños desgajados; la claridad
De cada día olvida sus acordes; un sol de pesadillas
Siempre en el quicio de las puertas;
Una manada de gritos raya las palabras.
Quien camina lo hace como si anduviese en la noche.
La casa de siempre ahora es una cárcel.
La libertad se volvió túnica de angustias.
Me cuesta entender a este País torturando los sueños:
El viento, agrio, sopla con espinas.
Cuesta caminar sobre la serenidad de las piedras.
Ya no se entiende este dolor vivo de la carne.
La muerte cotidiana inunda los inviernos.
Uno no sabe quién será el próximo inocente que bese
De manera indeleble el césped,
O llene las alcantarillas perdidas de la ciudad.
Me cuesta pensar a este País convertido en harapo:
El fuego quema las palabras más diáfanas.
La violencia colma el calendario y no hay puerta ilesa.
Antes el País era más cotidiano entre claveles.
En los parques las bocas se llenaban de risas;
Ahora esos retratos sólo son memoria.
La ceniza de la gran noche que vivimos extiende sus dedos
Colosales sobre las sienes.
Nadie queda de aquéllos que conocí en el viento.
Aquí el trueno, el cuchillo, la extorsión, el secuestro.
La violencia ha domesticado nuestros zapatos.
Entre miles de transeúntes se adivinan las onomatopeyas,
El jadeo y los jeroglíficos de la muerte.
Nada tiene consistencia, salvo los vestigios.
El sol se ha vuelto impreciso en todas las calles:
Vagas calles donde el alba ha perdido toda fantasía.
Cada día las aldabas de la noche nos quitan el aire:
Somos frágiles en este patio de piedras.
Nadie puede vivir en esta perenne oquedad de la caricia,
Ni en la doliente mesa de la plegaria.
La soledad de los ojos abrasa las miradas, las funde
En esa batalla sin luz y sin ventanas.
Aquí hiere la transparencia del aire. —Hiere la isla líquida
De la sal; por desgracia, no es posible el olvido,
Cuando los espectros también habitan los cristales.
Antes no hubo tanta maestría para la muerte: Uno junto
Al árbol y los pájaros; ahora cada germen estorba
En la garganta: sordo mar de grises. Sordas noches en rodillas.
¡Qué tiempo nos bebe ahora hasta los tuétanos!
Vida aquí y allá endurecidas por las losas, por esta tumba
De la brisa, enredada en el sueño.
El País cuelga de la noche. Noche donde triunfa
La fosa y el despeñadero…
Barataria, 12.X.2009
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Si alguna vez algún cretino -o simplemente desinformado- pensaba que tus poemas eran de otro tiempo y que no cabían en este siglo textos de ‘poeta de salón’ (¡qué injusta es la torpeza, pero mayor aún la mediocridad!), puede darse de bruces con este sencillo ejemplo tan contundente, aunque no hay mayor crítico indocumentado que el que no quiere ni sabe leer.

El poeta André Cruchaga recoge en su particular cosmovisión el tono y registro del lamento que subyace en las diversas odas a la Patria a través de los tiempos (“Oigo, patria, tu aflicción”) y que nos retrotrae al “Miré los muros de la patria mía” del llamado Siglo de Oro castellano, tan en línea con el dolor de los erasmistas de la talla cervantina o fraluisiana. O de los mismísimos ilustrados Forner, Jovellanos, Isla hasta llegar de la mano de Larra y Espronceda a los románticos (Rivas, Hartzenbuch…) y los adscritos al realismo (Campoamor o Núñez de Arce… )

Cualquier lector ecuánime tendrá en su haber desde el gusto horaciano de la quinta campestre hasta los poemas indigenistas de los padres del Modernismo de las diversas naciones del continente hispanolusoamericano. No le extrañará, pues, que en tantos siglos de experiencia lírica de dolor por la patria -la tierra madre, al cabo- el poeta Cruchaga cante desde la amorosa herida sentida –a despecho del alma- en propia carne insurrecta la visión y ensoñación asociadas para la descripción de un País (patria/matria) sumido simbólicamente en una noche que dura demasiado.

Y por el que pululan espectros, vagan las pesadillas, la violencia y la tortura. Un País que el poeta denuncia en su poema a través de las onomatopeyas y el lenguaje interjeccional del grito y el alarido o las metonimias más clarividentes e instrumentalizadas para denotar el trueno y el cuchillo y la sangre, la extorsión y el secuestro.

Una poética, la de André Cruchaga, idéntica a otros poemas, en cuya escritura reaparece la carga significativa de los elementos asociados a la angustia desde el yo experiencial.

De nuevo, pues, la obscuridad, la bruma, la niebla, la pesadilla, la angustia, el viento agrio, las alcantarillas, la soledad, la violencia, la herida, el grito… crean un clima en donde el individuo sin palabras diáfanas se convierte en harapos de sí mismo y se da al fuego para tornarse -en comunión solidaria y acto supremo de amor- ‘ceniza de la gran noche’.

Sin duda, Cruchaga conoce el expresionismo germánico (pictórico y lírico) y lo hace valer en el poema:

La soledad de los ojos abrasa las miradas, las funde
En esa batalla sin luz y sin ventanas.
Aquí hiere la transparencia del aire. —Hiere la isla líquida
De la sal; por desgracia, no es posible el olvido,
Cuando los espectros también habitan los cristales.
Antes no hubo tanta maestría para la muerte: Uno junto
Al árbol y los pájaros; ahora cada germen estorba
En la garganta: sordo mar de grises. Sordas noches en rodillas.
¡Qué tiempo nos bebe ahora hasta los tuétanos!
Vida aquí y allá endurecidas por las losas, por esta tumba
De la brisa, enredada en el sueño.
El País cuelga de la noche. Noche donde triunfa
La fosa y el despeñadero…



Pere Bessó,
Valencia, España, 13.X.2009

lunes, 12 de octubre de 2009

Després, el passat- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

És ahir, hui, l’estrella lligada a les temples, la marca rocosa de la taula,
La rampa de nostres ocells, el port duplicat a l’oceà…









Després, el passat
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó






Tot és pàgina en blanc, de cas, abans de revetlar-se tot.
Saber que existim en la nit i el dubte, després record,
Llampecs de setge en la memòria, signes que ens marquen
O repeteixen noms, ombres que es planyen en la darrera llàgrima,
Espines dolentes en la lluna dels cabells.
Ens junyim al vol per a després convertir-nos en davallada.
—Qualsevol present opulent s’emporta el fràgil deteriorament
De la transpiració i el pàlpit viscut de la fulla.
Tot i això, a l’atri dels pétals els gesmils són temples,
El llit encara un hivernacle dominical on els galls canten
Els seus aforismes. —Vespra del cerç incontenible.
Després de captivar els himnes del goig entre les mans,
Els llampecs arrabassats dels camins, il·luminar la tempesta
Sense l’escòria de la ciutat,
La mirada d’ací es destiny a la boca: —Les simetries canvien de rialla.
Les idees. I fins i tot el necessari temps de brodar el País amb el somriure.
Tenen cap sentit els colors fosos en la sang,
La deformació vacil·lant, abans camí de les altes torxes?
—No s’és indispensable per a la vida o per a la mort. Les portes
Sovint són còmplices del fullatge i les ferides; són la boca obsessa
Sense nomenar-te, l’arena als dits, el vent fúnebre dels cavalls
Alats, l’estiu de l’esclat en les cremades…
[“en totes les coses el desig d’inventar l’aproximació més delicada i
Tota la bellesa està en la seua insuficiència.
Jo et veig. Però estic al seguit de tots els éssers que et veuen.
No es torna allò que s’ha rebut.
I com totes les coses de tu
Han rebut l’ésser, …
Així la veu amb què jo faig de tu paraules externes!”]
No puc nomenar aquest fardell de còdols somorgollats en l’arbre dels ulls,
Ni en aquest alé de llum creadora que et nomena,
Que et fa, que et construeix i et torna indeleble malgrat la fugacitat
De l’aigua en la violenta pluja de la creació.
Al mapa de les sufumigacions també hi ha solcs. També finestres.
Un dia només serem la dilatada ona als peus,
Farts de l’entranya, dels alambins, de les bótes líquides del mar.
Hi haurà sutze damunt de la carretera dels ocells,
Potser cruels mans grogues embolicades per la broma de la terra.
Es així com ens veurem després, cossos d’argila.
Llargs colps possessos de la nit, sostres de cendra a les espigues,
Direm que sembràrem llavors en la nuesa total i no és cert.
—Què direm de la llibertat en la creu nostra?
Tota una vida pensant en el present perpetu, essent de penes
El començ d’una altra pàgina dels horòscops, de la fulla pelegrina del temps.
Els teoremes manquen de vasos seminals, la matemàtica és de penes
Fosca pedrenyera on no cap la nostra mateixa estatura.
És ahir, hui, la hipotenusa on la nostra matèria es féu veu.
És ahir, hui, el riu on brollen les parets, els rostres traïts,
Les culleres de la tempesta, la set necessària per a beure’t…
És ahir, hui, l’estrella lligada a les temples, la marca rocosa de la taula,
La rampa de nostres ocells, el port duplicat a l’oceà…
Baratària, 11.X.2009







Después, el pasado







Todo es página en blanco, acaso, antes de revelarse todo.
Saber que existimos en la noche y la duda, después recuerdo,
Relámpagos de asedio en la memoria, signos que nos marcan
O repiten nombres, sombras que se lloran en la postrera lágrima,
Espinas dolientes en la luna de los cabellos.
Nos uncimos al vuelo para después convertirnos en descenso.
—Cualquier presente opulento lleva consigo el frágil deterioro
De la transpiración y el pálpito vivido de la hoja.
Aún así, en el atrio de los pétalos los jazmines son templos,
El lecho todavía un invernadero dominical donde los gallos cantan
Sus aforismos. —Víspera del cierzo incontenible.
Luego de cautivar los himnos del gozo entre las manos,
Los relámpagos arrebatados de los caminos, iluminar la tormenta
Sin la escoria de la ciudad,
La mirada de aquí se destiñe en la boca: —Las simetrías cambian de risa.
Las ideas. Y hasta el necesario tiempo de bordar al País con la sonrisa.
¿Tienen algún sentido los colores derretidos en la sangre,
La deformación vacilante, antes camino de las altas antorchas?
—Uno no es indispensable para la vida o para la muerte. Las puertas
A mentido son cómplices del follaje y las heridas; son la boca obsesa
Sin nombrarte, la arena en los dedos, el viento fúnebre de los caballos
Alados, el verano del estallido en las quemaduras…
[“en todas las cosas el deseo de inventar la aproximación más delicada y
Toda la belleza está en su insuficiencia.
Yo te veo. Pero estoy continuado a todos los seres que te ven.
No se devuelve lo que se ha recibido.
Y como todas las cosas de ti
Han recibido el ser, …
¡Así la voz con la que yo hago de ti palabras externas!”]

No puedo nombrar este fardo de guijarros sumergidos en el árbol de los ojos,
Ni en este soplo de luz creadora que te nombra,
Que te hace, que te construye y te vuelve indeleble pese a la fugacidad
Del agua en la violenta lluvia de la creación.
En el mapa de los sahumerios también hay surcos. También ventanas.
Un día sólo seremos la dilatada ola en los pies,
Hartos de la entraña, de los alambiques, de los toneles líquidos del mar.
Habrá hollín sobre la carretera de los pájaros,
Quizá crueles manos amarillas envueltas por la bruma de la tierra.
Es así como nos veremos después, cuerpos de arcilla.
Largos golpes posesos de la noche, techos de ceniza en las espigas,
Diremos que sembramos semillas en la desnudez total y no es cierto.
—¿Qué diremos de la libertad en la cruz nuestra?
Toda una vida pensando en el presente perpetuo, siendo apenas
El comienzo de otra página de los horóscopos, de la hoja peregrina del tiempo.
Los teoremas carecen de vasos seminales, la matemática es apenas
Oscuro pedernal donde no cabe nuestra propia estatura.
Es ayer, hoy, la hipotenusa donde nuestra materia se hizo voz.
Es ayer, hoy, el río donde brotan las paredes, los rostros traicionados,
Las cucharas de la tempestad, la sed necesaria para beberte…
Es ayer, hoy, la estrella ligada a las sienes, la marca rocosa de la mesa,
La rampa de nuestros pájaros, el puerto duplicado en el océano…
Barataria, 11.X.2009
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Todos los poemas el poema. André Cruchaga lo sabe. El acto de creación: el deseo de inventar la aproximación más delicada a la belleza de la amada, pues en ella está la génesis de todas las cosas.

André Cruchaga se sitúa así, inicialmente, en la onda del idealismo fundacional de la lírica. Pero no cabe equivocarse, más allá de los principios, está la estrategia, el recordatorio del deseo –si se quiere: el impulso, la madre de todas las batallas poéticas- para alcanzar el teorema, la matemática capaz de resolver, a la vez, la fusión con el cosmos en celo y la resolución de la página en blanco.

Es éste uno de los mecanismos sorpresivos de la escritura en André Cruchaga, la ciencia de los números al servicio de los menesteres acuciantes del deseo. La vieja y renovada palanca que mueve al mundo.

Un deseo capaz de incendiar el cénit y el nadir y fundirse en el universo. Y, al menos, sí en el cosmos poético en el que el poeta alumbra sus poemas. Un deseo, sin embargo, que se enraíza en los tiempos del Tiempo. Curioso, pues, que en el interior del poema André hable del tiempo perpetuo, como si desde el subconsciente aflorasen aquellos célebres versos del Burnt Norton (Four Quartets) de T.S. Eliot:

Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.
If all time is eternally present
All time is unredeemable.

Pero ese ‘presente perpetuo’ cruchaguiano es el espejismo del deseo. La realidad del poeta, la insatisfacción del poeta -y su deterioro anímico, como él mismo confiesa- llevan al pórtico semántico del poema, su blasón y título: “después, el pasado”. No sólo se trata de un hallazgo del chispazo o relámpago que produce esa combinatoria que, a lo más, se resuelve como siglos antes lo hiciera Jorge Manrique en sus Coplas (cualquiere tiempo pasado/ fue mejor. //Pues si vemos lo presente/ cómo en un punto s'es ido / e acabado, /si juzgamos sabiamente,/ daremos lo non venido /por passado.), sino también del aviso de que el tiempo fagocita como el Amor.

André Cruchaga toma la idea de uno de los grandes del Surrrealismo, René Char, L’appât des bêtes, creo recordar, que no es sino una lectura profana de la eucaristía o buena cena, y la reelabora. Nada menos que acá hay ‘cucharas de la tempestad’, ‘sed necesaria’ para beber la amada y la señal o ‘marca rocosa de la mesa’…

Todo un desayuno o cena en medio de la Naturaleza. Una devoración salvaje: ríos, estrellas, pájaros. E inconmensurable, como el océano:

Es ayer, hoy, la hipotenusa donde nuestra materia se hizo voz.
Es ayer, hoy, el río donde brotan las paredes, los rostros traicionados,
Las cucharas de la tempestad, la sed necesaria para beberte…
Es ayer, hoy, la estrella ligada a las sienes, la marca rocosa de la mesa,
La rampa de nuestros pájaros, el puerto duplicado en el océano

Pere Bessó,
Valencia, 11.X.2009